Licencia de actividad restaurante

Guía definitiva para obtener la licencia de actividad de restaurante

Abrir un restaurante en España no es únicamente cuestión de pasión culinaria, de elegir la mejor receta de salmorejo o de poner copas con estilo y alegría andaluza. No, amigo, montar un negocio en condiciones conlleva una buena dosis de papeleo, trámites que hay que torear como si fueran morlacos de 600 kilos y, por supuesto, la obligatoria licencia de actividad de restaurante, esa llave maestra que abre las puertas de tu negocio… o te deja mirando desde la acera.

Ahora bien, si tienes claro que tu cocina va a ser algo más que un microondas y un sueño, entonces prepárate para un proceso que exige cabeza fría, temple administrativo y, por qué no, un buen asesoramiento profesional. Entre la elección del local, el diseño del menú y la inversión en mobiliario de hostelería, no puedes olvidarte del paso más crucial: legalizar tu actividad ante el ayuntamiento y cumplir con las exigencias autonómicas que, como ya sabes, varían más que el tiempo en Tarifa.

Y si hablamos de normas, no hay que pasar por alto lo que exige la normativa técnica en cuanto a equipamiento. Aquí entra en juego una de las piezas fundamentales de cualquier cocina profesional: la campana extractora industrial. Este elemento no solo es obligatorio por higiene y seguridad, sino que además influye directamente en la concesión de la licencia. Así que, si vas a cocinar algo más que tostadas, olvídate de improvisar; lo barato sale caro, sobre todo cuando un técnico municipal dice “esto no cumple”.

¿Te parece un galimatías? Tranquilo. Desde Licencias y proyectos te llevamos de la mano. Aquí no nos limitamos a recitar artículos de reglamento, sino que te explicamos con claridad, cercanía y un lenguaje sin florituras lo que tienes que hacer. Nuestro objetivo no es solo que abras tu local, sino que lo hagas con seguridad, sin sustos, y en el menor tiempo posible.


Tipos de licencias de actividad para restaurantes

Dentro del sector de la hostelería, cada negocio tiene su propia naturaleza, lo que implica diferentes licencias según el servicio ofrecido, el tipo de comida y el espacio habilitado. Vamos a desglosarlo:

Licencia de restaurante

Es la más completa y también la más exigente. Necesitas contar con una cocina profesional, salida de humos homologada, accesibilidad para personas con movilidad reducida, extintores, iluminación adecuada, aseos diferenciados por sexo, y toda la documentación sanitaria y urbanística en regla.

Licencia de restauración mixta menor

Para esos locales que sirven tapas, montaditos y copas sin tener cocina propia. A veces apoyados por catering externo, este tipo de licencia es más flexible, pero aun así requiere planos, declaración responsable y cumplir con la normativa de aforo y accesibilidad.

Licencia para comida rápida

Si tu sueño es montar un local de hamburguesas, burritos o wok al momento, este es tu tipo de licencia. Necesitarás cocina, pero sin necesidad de platos elaborados. Las exigencias sanitarias son específicas y deberás cumplir con las normas de manipulación y conservación de alimentos.

Licencia de cafetería

Para negocios que giran en torno al café, los zumos, los bocatas o los dulces. Aunque el concepto parece más relajado, necesitarás cumplir los requisitos de calidad ambiental, insonorización y, en muchos casos, acreditar formación en seguridad alimentaria.


Otros establecimientos que requieren licencia

No todo es bar o restaurante. En el mundo de la hostelería también hay espacio para locales con otro ambiente:

Pub

Un pub requiere licencia específica debido a la emisión de música ambiental o amplificada. Además, según el volumen sonoro y el horario de apertura, se puede encuadrar en diferentes grupos normativos.

Discoteca o sala de baile

Este tipo de licencias exige lo máximo en insonorización, seguridad contra incendios, salidas de emergencia y control de aforos. También se requiere una memoria acústica firmada por técnico competente.


Clasificación de locales por grupos normativos

Según el uso y el volumen de sonido que emiten, los locales se clasifican así:

  • GRUPO I A: Restaurantes, cafeterías, bares sin equipos de sonido, salvo TV o radio.
  • GRUPO I B: Igual al anterior pero con música ambiental.
  • GRUPO II: Pubs con sistemas de sonido hasta 80 dBA.
  • GRUPO III: Tablaos flamencos, cafés concierto con hasta 90 dBA.
  • GRUPO IV: Salas de fiesta y discotecas, con hasta 95 dBA y pista de baile.

Normativas que debes conocer al abrir tu restaurante

Para obtener tu licencia de actividad restaurante, necesitas algo más que buena voluntad:

  • Ordenanza municipal del ruido: Cada ayuntamiento tiene su propia regulación acústica. Si no cumples, no abres.
  • Normativa autonómica de espectáculos: Regula horarios, seguridad, control de accesos y aforos.
  • Licencia de apertura: Documento que certifica que tu local cumple con los requisitos técnicos y administrativos.
  • Licencia de terraza: Si quieres sacar mesas al exterior, necesitas este permiso específico.
  • Formación sanitaria del personal: Todos los empleados deben contar con el certificado de manipulador de alimentos.

Consejos para agilizar la obtención de tu licencia

  1. Consulta previa al ayuntamiento: Antes de alquilar o reformar, verifica la viabilidad legal del local.
  2. Contrata un técnico competente: Arquitecto o ingeniero que redacte los planos y memorias necesarias.
  3. No improvises con la instalación: Todo debe cumplir código técnico, desde la ventilación hasta el cableado eléctrico.
  4. Hazlo todo de forma legal: Las licencias exprés pueden parecer tentadoras, pero los precintos también llegan exprés.
  5. Solicita ayuda profesional: Empresas especializadas como LicenciasYProyectos pueden hacerte el camino más corto y seguro.

Montar un restaurante es, sin duda, una aventura apasionante. Pero no se trata solo de recetas y servicio. La licencia de actividad restaurante es el primer paso para convertir tu sueño en una realidad legal y duradera. Hazlo bien desde el principio, infórmate, asesórate y deja los trámites en manos de profesionales. Porque, como diría un buen andaluz: “¡Más vale prevenir que cerrar por no cumplir!”